domingo, 22 de diciembre de 2013

Memorias de Idhun VI: Profecías.Capitulo 1: Triada.

Segunda Parte. 

Shizuko Ishikawa se encontraba acostada, sobre su sofá. La lluvia golpeaba con fuerza los cristales del exterior. La tormenta llevaba en la ciudad desde hacía días. No le molestaba, incluso le gustaba, aquello hacía enfriar el ambiente, y no necesitaba darse baños de hielo. La lluvia le daba cierta tranquilidad, pero en aquel momento, estaba demasiado nerviosa para pensar en ello. Se levanto del sofá y volvió a asomarse a la ventana. Toda la calle parecía inundarse con la lluvia, y apenas se veía nada gracias a la noche. Hacía unas horas, la luz se había cortado por culpa de la tormenta, o eso pensarían la mayoría de los humanos. Sabía quien había sido. Nunca le había gustado llamar la atención, era uno de sus hábitos. Un fogonazo de luz provocado por la tormenta le dejo ver una sombra que se deslizaba hasta por uno de los callejones, acercándose a su casa. Ya estaba cerca.
Cierta emoción la embriago por dentro, pero no debía ilusionarse, no. Un shek sabía esperar, con paciencia. Cerro las cortinas y se volvió a sentar. No sabía se debía dejarla entrar en su morada, porque era algo más, era su corazón, algo que solo compartiría con su pareja, pero aquella era una excepción y esperaba que fuera la ultima. Le ponía nerviosa que alguien pudiera entrar, que no fuera ella, pero en aquel momento no importaba sus necesidades.
Dos toques en la puerta, apenas inaudibles por culpa de la lluvia se escucharon desde la puerta de entrada. Atravesó la distancia con cierto nerviosismo, se estaba volviendo demasiado humana para sus gustos, suspiro. Se asomo a la mirilla y todo estaba oscuro, no esperaba menos de ella, al menos sabía ocultarse muy bien de ojos poco deseables. Abrió la puerta con cuidado, apenas unos centímetros.
<<¿Lo has traído?- pregunto Shizuku mentalmente>>
<<¿Tu qué crees?- le respondió mentalmente, de la misma forma- déjame pasar>>
Le dejo entrar, aunque no dejaría que se acomodara en su casa. Su capa estaba completamente empapada, por debajo de la capucha se podían ver algunos mechones rojos como la sangre completamente mojados, incluso resaltaba más contra sus ropas.
<<¿Como fue todo?- pregunto Shizuko- ¿Tuviste complicaciones?
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Removió sus ropas buscando algo, entonces saco un bulto, enrollado entre mantas, debía de estar muy escondido. Era un bebe. Apenas medía dos palmos, no estaba mojado a pesar de toda la lluvia a pesar de la tormenta, pero eso no fue lo que más le impresiono, sus ojos, tenía hetrecromía. El derecho, era rojo, como la sangre, como un rubí, el izquierdo azul como el hielo. La miraban fijamente.
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Shizuko le dedico una mirada rápida, antes de volver al bebe. Abandono la casa sin que ella se lo pidiese, su cometido ya había sido cumplido por ahora, no necesitaba que estuviese allí por ahora. Meció el bebe con cuidado entre sus brazos y por primera vez uso sus cuerdas vocales.
-Wen-Suml- murmuro- tu seras la puerta hacía nuestra gloria.
El bebe simplemente la miro fijamente. Shizuko no puedo evitar una sonrisa demasiado humana.

17 años después

Se despertó, notaba la cara dolorida, aunque a Uk-Sun no le extrañaba nada, se había quedado durmiendo sobre la mesa, rodeada de libros. Suspiro. Se encontraba en la biblioteca, con una vela que se había ido desgastando durante toda la noche. Ya amanecía, los tres soles comenzaban a asomarse con lentitud por el horizonte. Soplo la única luz y se quedo en penumbra. Noto su mejilla húmeda, y se paso la mano. La miro, estaba negra. Miro los papeles sobre la mesa y estaban todos emborronados, se había quedado durmiendo sobre sus apuntes recién tomados. Todo el trabajo de aquella noche había sido para nada. Por lo bajo murmuro maldiciones de su pueblo, si Kimara las hubiera oído le habría caído una buena reprimenda. Miro las hojas intentando pasar a limpio todo el trabajo fastidiado. Dos años llevaba con aquella investigación, y cada se iban poniendo más interesante. No la había enseñado a nadie, todos en la torre se veían  muy interesados en ella, incluso Qayder se había mostrado interesado. 
Uk-Sun dejo sus divagaciones de lado y continuo con su trabajo. Paso a limpio todo el trabajo de aquella noche con buena caligrafía, tomándose su tiempo. Cuando termino, espero que los papeles se secaran, y de mientras guardo los libros que había ido utilizando durante toda la noche. Guardo todo su trabajo en una carpeta y se dirigió a su cuarto. Trabajaba durante la noche o en su habitación en privado, para que nadie pudiese ver en que estaba trabajando. Llego a su habitación y cerro la puerta tras de si. Era algo más grande que la que tenía un estudiante normal, ella ya no lo era desde hacía tiempo. Dejo su trabajo sobre la mesa y se dispuso a salir cuando alguien apareció en su puerta. 
-No deberías estar aquí- dijo Uk-Sun haciéndola pasar.
-Lo siento- dijo Lune.- pero me siento al sola en mis aposentos.
Habían pasado dos años desde que la triada había vuelto a Idhun, junto con sus hijos. Habían tenido un trágico final junto con el joven desconocido que les acompañaba. Lune había vivido desde entonces en la torre junto con ella. Al principio era una estudiante más, pero su identidad fue rápidamente descubierta. Era acosada diariamente, hasta que Qayder decidió tomar cartas en el asunto. Le entrego los aposentos del líder de la torre, que era privados para el resto de los habitantes.
Pasaba la mayor parte del tiempo encerrada, Uk-Sun iba a visitarla muy a menudo, pero sus investigaciones la tenían completamente ensimismada, y no iba tanto como le gustaría. 
-Te traigo algo de beber- dijo Lune, y se lo entrego.
Como ritual, las dos se sentaron en el suelo,  de espaldas a la pared, con las piernas cruzadas. 
-¿Sabes algo de tu hermano?- dijo Uk-Sun, dándole un trago a su bebida.
-No- dijo en un murmullo- llevamos sin hablarnos dos años, y lo sabes.

Erik despertó con los golpes más fuertes que podía dar una niña en una puerta bien temprano por la mañana. 
-Kareth, Kareth- repetía la voz de Anna, la hija menor de Shail una y otra vez- me prometiste que hoy me llevarías a la montaña. 
-Ya voy- grito hundiendo la cara en la almohada. 
Se levanto de un salto, con rapidez se vistió, ya que siempre dormía con poca ropa, según decía Shail, era una persona de sangre caliente. Se lavo la cara antes de bajar a desayunar. Alae ya estaba alli, sentada en la mesa ojeando un libro, apenas le dirigió un gesto con la cabeza. Se sento y empezo a desayunar con rapidez, mientras Anna le gritaba al oído que se diese prisa.
-No me la voy dar más prisa si sigues gritándome al oído.
-Anna no seas impaciente- dijo Zaisei al entrar- en cuanto acabe de desayunar os iréis.
La niña inflo los mofletes y salio corriendo y al momento entro Shail. Se sentaron todos juntos y desayunaron animados. 
-¿Piensas ir a visitar a tu hermana dentro de poco?- dijo Zaisei- Pronto sera su cumpleaños.
Aquella pregunta hizo que a Erik se le cortase el hambre de golpe. Se levanto con lentitud, tiro los resto de comida a la basura y dejo el plato a lavar. 
-Ella me dejo claro que no quería volver a verme- dijo antes de abandonar la cocina. 
Fue a la salida y recogió su mochila, que había preparado durante la noche anterior, y salio de la casa antes de que nadie pudiera decirle nada, seguido por Anna, que no se había dado cuenta de la charla.

-Tu seras el que nos guié- dijo Shizuko, rara vez usaba sus cuerdas vocales para comunicarse, pero aquel era un momento especial- Tú seras el que gobiernes sobre todo Idhun. Solo tú- la ultima palabra fue apenas un susurro. 
-Si mi señora- respondió con voz neutra.
Shizuko solo pudo sonreír, mientras acariciaba el rostro del joven.

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