lunes, 1 de octubre de 2012

Memorias de Idhun IV: Profecías. Capitulo 15: Shek y dragon.


Despertó de golpe, sentía su corazón latir a cien, su respiración era muy agitada, intento serenarse, pero no pudo. Aquella pesadilla había sido muy real, demasiado. Se levanto de la cama lentamente y se asomo a la ventana. Estaba amaneciendo, los tres soles asomaban lentamente en el horizonte. Desde allí también podía observar el mar idhuanita, que no tenía ninguna diferencia.
Eva ya serena, recordó la pesadilla. Su sueño trataba sobre un bosque, pero no era uno normal, poseía una belleza incalculable. Andaba perdida y desorientada, era de noche, y ni si quiera las lunas ni las estrellas eran visibles, era una noche muy oscura.
Cayó varias veces y se hizo varios rasguños, pero continuo caminando, sentía que había algo que buscaba. Aparto una rama de su cara mientras observaba un bosque que no acababa nunca, se sentía muy asustada.
Comenzó a temblar, tenía mucho frio. Su vista comenzó a nublarse, mientras caía lentamente de rodillas, tenía mucho miedo. Estaba sola, muy sola.  Le dolían los pies, ya que estaban llenos de rasguños. Gateando, fue a recostarse en las ramas de un árbol.
-Eva- dijo una que ella bien conocía.
-¿Aiden?- dijo con voz anhelante.
-No me queda mucho tiempo- le dijo la voz del muchacho.
-No te puede ir Aiden- le grito Eva- eres lo único que tengo.
Pero el muchacho no volvió a hablar, Eva se levanto y grito a los cuatro vientos su nombre pero no respondió. Sus lágrimas a surgir de sus ojos como un torrente, pero no dejo de gritar el nombre del muchacho, que no le respondió.
Volvió a la realidad algo confusa, el mar tomaba colores anaranjados por el amanecer de los soles. Aquel sueño había sido como una pesadilla para ella. Se quedo mirando el mar durante un rato, tenía una extraña sensación de que algo importante ocurría, tenía un nudo en el estomago.
Algo cansada volvió a la realidad, se adentro en el cuarto y se puso el uniforme que llevaban todos los aprendices, no podía llevar la ropa de la tierra, aunque se ponía aquello a regañadientes, le resultaba ridículo. Salió de su cuarto esperando que las cocinas estuviera vacías para desayunar tranquila.
Dio un respingo al descubrir al lado de su puerta a Uk-Sun, tenían los ojos rodeados de ojeras, `parecía muy cansada.
-¿Qué haces aquí Uk-Sun?- le pregunto Eva.
-No podía dormir- le dijo la muchacha cansada- tenía un extraño presentimiento, de algo volvía, y pensaba que lo tenía olvidado, en lo mas profundo de mi mente, no he podido pegar ojo en toda la noche.
Un escalofrió le recorrió la espalda, ella había tenido la misma sensación.

                                                                                                                                                                                           

-¡Erik!- grito su madre mientras se arrodillaba ante el.
El muchacho no respondió, estaba inconsciente, su respiración era muy débil al igual que su pulso. Las lágrimas se derramaban por el rostro de su madre muy asustada, le acaricio su pálido rostro. Enseguida llego su padre, también muy asustado.
-Por los dioses ¿Que le han hecho?- dijo mientras contemplaba a su hijo.
-Debemos sacarlo de aquí- dijo Cristian- podrían volver aunque no lo creo probable. Debemos ir a casa de Shail, allí podremos ver lo que le pasa. Jack llévate de aquí a Erik, debemos ir a buscar a Aiden, podría morir, necesitara tu poder mágico.
A regañadientes, Victoria se separo de Erik, que seguía inconsciente. Jack se transformo en el poderoso Yandrak, recogió a su hijo entre sus garras y salió volando de allí, directo a Celestia, al lugar donde vivía Shail. La mujer lo vio alejarse con lágrimas en los ojos, le habían hecho aquello delante de sus ojos y no podía haber hecho nada, se sentía una inútil.
-No te culpes- le dijo Cristian- no podíamos hacer nada contra Ankaa.
Cristian se transformo en sheks, chillo de furia mientras estiraba sus alas, aunque no lo aparentara estaba enfurecido, cada una de sus escamas irradiaba un odio mas racional que el que sentía por un dragan. Agacho su cabeza y dejo que Victoria montara sobre el. Casi al instante se alzó en vuelo.
Dio varias vueltas hasta que localizo el norte, el lugar que le había indicado Ankaa. Enseguida sobrevolaron el bosque, buscando al muchacho, dejando atrás las ruinas de la antigua morada de Asrhan el nigromante.
La sobrevolaron varias pero no la vieron por qué estaba completamente escondida bajo la maleza. Descendieron en un claro cercano y fueron directamente a la caballa. La puerta estaba atrancada, así que Victoria no se lo pensó dos veces, saco su báculo concentro la energía, que brillo como una súper nova. Golpeo la puerta, que se quemo por completo. En el centro de la habitación había un camastro, donde estaba acostado el Aiden.
Rápidamente se acercó al muchacho, parecía estar muerto, su piel era blanca como la de una muerte, le tomo el pulso algo asustada. Era muy débil al igual que su respiración, tal y como había dicho Ankaa no le quedaba mucho tiempo. Lo levanto con rapidez  y se lo cargo al hombro.
Desde fuera Cristian ya había tomado la forma de un shek, para volar lejos de allí con Aiden. Victoria lo acomodo entre sus brazos y salieron de allí volando, debían de llevarlo rápidamente a Celestia antes de que empeorara.

                                                                                                                                                                                           

Horas más tarde haber abandonado las ruinas de Drackwem. Yandrak el gran dragón dorado sobrevoló Celestia, ante la mirada sorprendida de los celestes, que no habían visto un dragón de verdad desde hacía ya quince años. Yandrak no se dirigía a ninguna de las grandes ciudades,  iba a un pequeño pueblo en el límite de Celestia. Hacía años que no volaba por allí, así que no sabía donde se encontraba su casa. Con un gruñido, descendió durante varios minutos, hasta situarse lo más cercano que podía. Batió las alas como más rapidez, al sentir la esencia de su hijo, lo que habían intentado evitar durante tantos años…
Despejo su mente de aquellos pensamientos, ya buscarían una solución más adelante, sobrevoló una colina y a sus pies encontró su destino.  Era una casa similar a Limbadh, pero sus colores eran grisáceos y su tamaño era algo mayor.
Con un rugido de alegría, descendió en picado. A varios metros de la casa, había una zona despejada que utilizo para aterrizar y volver a su forma humana. Con ojos humanos, observo a hijo preocupado, se había puesto lívido y su respiración erá agitada.  Frunció el entrecejo preocupado y se dirigió a la casa Idhuanita.
Cuando llego a la casa, encontró a una niña jugando en el jardín, su cabello era castaño oscuro, no debía tener más de diez años, su piel era azulada y sus ojos eran índigos. La niñita recogía flores mientras reía alegremente. Jack sonrió cansado y se acerco al jardín.
-Perdona- dijo llamando la atención de la niña.
-¡Papa!-grito la niña entrando en la casa- ¡Hay un tipo muy raro en el jardín!
De la casa salió un hombre diez años mayor que Jack, que el dragón reconoció casi al instante, habían pasado casi quince años sin verse, pero había ciertos rasgos de su cara que reconoció casi al instante.
-¿Jack?- pregunto el hombre cansado.
-¿Shail?- dijo el dragón mientras se adelantaba unos pasos.
-Cuantos años sin vernos…
-Lo siento pero ahora no tengo tiempo para explicaciones- dijo cortando a Shail, que se quedo con las palabras en la boca- Erik está muy mal necesitamos tu ayuda.
-Pasa rápido- dijo mientras su rostro se endurecía- tenemos una habitación de invitados arriba a la derecha, Zaisei ha ido al pueblo a por comida volverá enseguida, Anna- dijo refiriéndose a la niña- coge del estudio de papa los libros que ahí encima de la mesa.
Jack subió por las escaleras, mientras que Anna se perdía por la planta baja de la casa. Shail siguió al hombre hasta la habitación, similares a las de Limbadh pero más grande. Dejo a Erik sobre la cama preocupado por el estado de su hijo. Al poco apareció la niña cargada con varios de gran tamaño.
-Gracias cariño- dijo Shail sonriéndole a la niña- vuelve a bajo y espera a que mama vuelva- Anna salió del cuarto cerrando la puerta tras de sí- ¿Qué ha pasado?-dijo dirigiéndose a Jack.
Le conto toda la historia a Shail, el día en que habían sentido a la puerta entre los dos mundos abrirse, los ataques que habían sufrido sus hijos por parte de los nueve dragones y los sheks. Las sospechas sobre el origen de Aiden y el encontronazo con Ankaa y Shizuko. Shail escucho toda la historia sin apenas inmutarse, y sin interrumpir a Jack en ningún momento.
-Sera mejor que empiece por ver el estado de Erik- dijo Shail preocupado.
Jack se retiro a un lado, se sentó en un silla al fondo de la sala, mientras observaba al mago abrir uno de los tomos que le había traído su hija. Empezó a hablar en el idioma de los magos. La puerta se abrió y entro una mujer celeste, que Jack reconoció casi al instante.
-¿Jack?- dijo la mujer.
-Cuanto tiempo sin verte- dijo el hombre levantándose de la silla  abrazándola.
La alegría momentánea desapareció, la cara de Zaisei se volvió triste.
-Tenemos de hablar- dijo la mujer- vamos sal de aquí dejemos tranquilo a Shail.
Bajaron a la cocina, donde Anna jugaba con sus muñecas cerca del horno de leña. La niña jugaba despreocupada mientras cantaba una vieja canción de los triunfos de la triada. Jack sonrió nostálgico. Zaisei le invito a sentarse y preparo una bebida caliente típica de los celestes, que llevaba hierbas tranquilizantes.
-No pensaba que volverías a Idhun después de descubrir la profecía- dijo sorbiendo la infusión.
-No tuvimos otro remedio- dijo suspirando-  los sheks se llevaron a un chico amigo de Lune. Pero ahora no quiero hablar sobre, que ha ocurrido en Idhun desde nuestra ausencia.
Zaisei suspiro y bajo la vista al suelo, su mirada era cansada y parecía haber envejecido más de la edad que tenía realmente.
-Bueno los nueve dragones han ascendido mucho -dijo algo cansada- han creado bases por todo Idhun, la antigua torre de Derbadh ahora es suya, he escuchado que incluso se quieren hacer con la torre de Awinor, pero la orden mágica se ha interpuesto. Qayder anda bastante cabreado, y Kimara está intentando detenerles, pero se harán con ella en cuanto tengan oportunidad.
-¿Y qué tal está Covan?
-Sigue buscando sheks donde no los hay, aunque últimamente parece más cansado y mayor, mucha gente ya se está especulando quien será el próximo gobernante.
-¿Y las profecías?
Aquellas palabras parecieron haber trastornado algo a Zaise.
-Sabes que yo abandoné hace mucho la iglesia de las tres lunas- dijo con un suspiro- solo te puedo contar lo que he escuchado, más bien lo que se rumorea. Los dios hablan de forma diferente a como lo habían hecho hasta ahora.
-¿De qué forma?- dijo incomodo Jack.
-Por primera vez parecen asustado de algo- dijo en susurro amargo-  lo que ellos temen vuelven a Idhun, algo que ellos creían olvidado, y que nunca les molestaría.
-¿Pero hay algo más verdad?- pregunto Jack.
-Han empezado a ocurrir cosas- dijo asustada la celeste- mucho peores que nuestros dioses.
-¿Qué ha ocurrido Zaisei? Cuéntamelo por favor.
Pero antes de que pudiera decir, Jack sintió un odio irracional que le comía por dentro, mucho mayor al que había sentido siendo un sheks normal. Se levanto rápidamente, también podía sentir a Victoria muy cerca. Salió de la cocina con rapidez, mientras Zaisei le miraba preocupada. Cuando salió a la calle, pudo ver a un shek al que reconoció muy bien descendiendo lentamente, cargaba en su lomo a dos personas que reconoció al instante.
La serpiente alada aterrizo en el suelo con cuidado. Victoria se deslizo por las escamas del shek, cargando con ella el cuerpo inconsciente de Aiden. En cuanto estuvo en suelo firme, Kirtash abrió sus alas y chillo con furia, mientras volvía a alzarse en el cielo, perdiéndose en el horizonte. Jack corrió a ayudarla, y entre los dos cargaron con Aiden hasta entrar en la casa.
Jack pudo notarlo con solo rozar al muchacho, tenía algo que le hacía sentir odio, pero por otra parte sentía añoranza. Cargaron con Aiden hasta la casa, donde les esperaba Zaisie y la pequeña Anna que se escondía detrás de su madre, asustada.
-Lo instalaremos en la habitación de Alae.
Ascendieron por las escaleras, justo en el momento en el que Shail salía del cuarto donde estaba instalado Erik.
-Kareth ya está estable- dijo alegre- aunque necesita un tiempo de descanso, ¿Qué ha ocurrido?
-Necesitamos tu ayuda- dijo Victoria- Aiden está muy grave.
Zaisei corrió hasta el final de la puerta y toco la puerta más alejada de las escaleras. De la habitación se asomo una muchacha de unos quince años, tenía el cabello castaño oscuro y su piel era como la de su padre, su mirada era violeta como la de su madre. Antes de que pudieran decir nada, Shail los hizo pasar a la habitación de su hija.
-¿Pero que pasa…?- dijo cabreada, pero no llego a terminar la frase.
Alae observo al muchacho y casi al instante, un terror irracional le recorrió por dentro. Aunque parecía inofensivo, algo en su interior le decía que no debía fiarse de él.  Tembló de pies a cabeza con fuerza.
Victoria salió de la habitación muy preocupada, sus temores se podían notar en su cara a la perfección.
-¿A dónde ha ido Cristian?- le pregunto a Jack a Victoria.
-Ha ido a proteger a Eva- dijo la mujer preocupada- creé que su siguiente objetivo es ella.
-Maldita…-murmuro Jack por lo bajo.-Cuando coja a ese maldita Ankaa.
-¡Victoria rápido necesito tu ayuda!- grito Shail desde el interior- El chico no respira.
La mujer asintió y corrió al cuarto donde estaba el muchacho, cerrando la puerta tras de sí. Jack, Zaisei y Alae se quedaron plantados en el pasillo, durante varios minutos en silencio. Nadie se atrevía a romper el silencio.
-Ese chico es el de la profecía…-murmuro Zaisei.
-Si- suspiro Jack- un hibrido de shek y dragón.

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