lunes, 1 de octubre de 2012

Memorias de Idhun IV: Profecías. Capitulo 12: Kimara.


El cielo estaba coronado por tres grandes lunas. No eran comparadas a las de la tierra, y mucho menos por su belleza. Alzo la mano al cielo intentando atraparlas, entre sus dedos, pero no lo logro atrapar. Estaba desorientada y algo confusa. Se alzó lentamente, noto un dolor punzante en las costillas, donde el shek le había dado un latigazo. Se palpo con la mano el lugar donde sentía el dolor. Se levanto lentamente, apoyándose en un árbol cercano. Observo a su alrededor, parecía estar en un arboleda. Enseguida pensó en su casa, donde había vivido desde que tenía memorias. Pero enseguida se dio cuenta de que no estaba allí. Los arboles eran demasiado grandes y majestuosos para serloApoyándose en los arboles, fue andando por el bosque.
-Veo que por 
fin te has levantado.Eva dio un respingo. Su hermano estaba a varios pasos delante de ella. Hasta que no lo había oído, no había notado su presencia.
-¿Donde estamos?- pregunto algo desorientada.
-En 
Idhun- dijo su hermano algo extrañado- ¿Donde si no?
-Lo siento- dijo 
Eva palpándose  la cabeza- no me encuentro muy bien
Erik le paso su brazo por sus hombros y le ayudo a caminar. Avanzaron lentamente, dejando la arboleda atrás. Enseguida encontraron a sus padres. Estaban los tres hablando en aquel idioma extraño que ninguno de los dos hermanos entendía, en lo más mínimo.
-Por fin has encontrada a tu hermana- dijo Victoria acercándose a ella- ¿Qué le ocurre?
-Esta algo desorientada- dijo Erik apoyándola en el suelo.
-Me duelen las costillas- dijo la muchacha
Casi al instante, Victoria apoyo su mano en el lugar done le había indicado su hija. Esta sintió como el dolor menguaba.
-En estas condiciones no puede ir a buscar a Aiden- dijo Christian- será mejor que te quedes en la torre.
Eva no rechisto, aunque estuvo a punto e hacerlo, pero prefirió callar, jamás se había atrevido a llevarle la contraría. Bajo la vista al suelo. El grupo avanzo lentamente, la muchacha aun se encontraba muy débil para moverse con rapidez. En el horizonte se fue apareciendo una figura de gran tamaño. Mientras se acercaban, deslumbraron una vaya que la rodeaba.
-La torre de Kazlum- murmuro Victoria para si- el cuerno del unicornio.
Ninguno de los dos hermanos entendía a que se refería su madre, hasta que la tuvieron más cerca e gran edificio. Una torre con forma en espiral que se alzaba hasta el cielo. El grupo furtivamente se acercó hasta la puerta. Victoria apoyo la mano en la puerta y esta se abrió. Se adentraron en los dominios de la orden mágica. Eva respiro hondo mientras daba cada paso. Busco con la mira a su padre, pero este había desaparecido.
-Tranquila volverá- dijo Jack haciendo que la muchacha diera un respingo- no es muy bien recibido aquí.
Tras varios minutos caminando, llegaron hasta la puerta de la torre. La abrieron lentamente intentando no hacer ruido. Entraron aun vestíbulo de grandes techo azules y de suelos blancos adornado con la imagen del unicornio. De entre las sombras apareció una rápida figura. Eva y Erik se prepararon para atacar. Victoria y Jack se lanzaron a sus brazos.
-kimara- grito Victoria.
Ante ellos parecía una mujer de unos cuarenta años. Vestía una túnica blanca sus cabellos eran azul claro, los llevaba recogidos en una coleta alta. Su tez era muy oscura y sus ojos eran rojos como dos antorchas. La mujer a la que sus padres llamaban Kimara, hablaba con rapidez aquel idioma que ninguno de los dos hermanos entendía. Sus padres le señalaron y esta volvió sus ojos rojos hacía ellos. Avanzo hacía ellos con rapidez, estos retrocedieron algo asustado. Kimara alzo sus manos como símbolo de paz y s acerco a ellos con lentitud. De entre sus ropas, saco dos colgantes con forma hexagonal. Antes de que pudieran hacer nada, se los colgó al cuello.
-Así mejor- respondió la mujer.
-¿Habla nuestro idioma?-pregunto Erik algo extrañada.
-Que va- rio Kimara- estos collares os hacen hablar nuestro idioma.
-Bueno nosotros nos vamos ya-dijo Jack-será mejor que nos vayamos antes de que venga alguien mas. Gracias por preparar los collares.
-Ha sido un placer- respondió la mujer sonriendo.
Eva hizo un amago de irse con ellos, pero Victoria la detuvo.
-Recuerda lo que te ha dicho tu padre, aun estas muy débil.
-Yo me ocupare de ella- dijo Kimara apoyando se mano en su hombro- podéis iros tranquilos.
Eva vio tristemente como le dejaban atrás, con una desconocida que seguramente odiaba a los sheks a muerte y una parte de ella lo era. Kimara la acompaño hacía adentro de la torre. Subieron varios pisos hasta que llegaron a un balcón. Estaba amaneciendo.
-Mira hacía allí- dijo señalándole un punto en el horizonte.
Eva al principio no sabía a lo que se refería. Exclamo de sorpresa al darse cuenta a lo que se refería. Un dragón dorado acompañado de una figura alargada, que debía ser un shek. Eran Jack y Christian.
-¿Tu odias a los sheks?- le pregunto Eva de sopetón.
Kimara ala miro algo sorprendida y rio.
-Tengo cosas más importantes para pensar en la guerra de los dioses.
Eva la miro algo sorprendida, mientras Kimara observaba alejarse al dragón en le horizonte con un brillo de añoranza en los ojos. De golpe despertó y le sonrío.
-Estoy segura de que estas cansada- dijo Kimara sonriendo- te guare hasta tu habitación.
Eva le siguió algo más confiada entre los pasillos, dándose cuenta de porque sus padres habían confiado en ella. Veía más que una guerra entre sheks y dragones.
-Estas es tu habitación- dijo señalándole una puerta.
-Kimara te puedo pedir una cosa- le pregunto Eva.
-Lo que quieras.
-¿Podrías en sellarme a utilizar la magia?
-Sera un placer Lune- le dijo Kimara algo sorprendida.
Kimara se alejó rápidamente por el pasillo antes de que Eva le preguntase como conocía el nombre por el que la llamaba su padre. Entro en la habitaciones acostó en la cama y enseguida se quedo durmiendo.

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