sábado, 29 de septiembre de 2012

Memorias de Idhun IV Profecías. Capitulo 8: Ankaa


Capitulo 8: Ankaa

El bosque se encontraba completamente en silencio. La noche había caído hacía ya una hora, después de una larga lluvia primaveral. Las flores parecían brillar con la luz de las tres lunas, junto con los demás arboles, todo parecía tener una belleza natural. Las hadas menores entonaban bonitas canciones, junto con los pajaros.
Sin ser previsto, el canto acabo de golpe. Las hadas menores huyeron de allí despavoridas, habían sentido algo e iban a avisar a las hadas mayores, aquella presencia no le gustaba nada. Desde los arboles apareció una sombras de elegantes y rápidos movimientos, similares a lo de un felino.
La sombra vestía con una gran capa negra que le cubría por completo. Llego hasta un claro, completamente seco, después de casi dieciocho años, el bosque de Awa no se había recuperado por completamente. El hombre examino los arboles en busca de algo que llevaba buscando desde hacía días, pero parecía estar completamente vacío.
El hombre no se dejo llevar por su instinto abrió a un más los ojos. Encima de un árbol, apenas se podía distinguir una sombra, que balanceaba levemente la pierna desde una rama del árbol. Kirthas la observo, y se puso tenso, a punto de atacar. Una risa cantarina resonó en el claro, un escalofrió le recorrió por dentro, era la primera vez que sentía uno.
-Cuanto tiempo sin vernos Kirtash- dijo la voz cantarina desde el árbol.
-Eres muy difícil de encontrar- dijo el hombre mostrando indiferencia, solo afirmación.
- No me gusta que me molesten ¿Sabes?- dijo la voz desde las sombras- Me gusta la tranquilidad.
-Necesito preguntarte un par de cosas- dijo el hombre- Estoy seguro de que has escuchado hablar de la profecía que han dado los oráculos.
La sombra chasqueo la lengua con fuerza. Se deslizo ágilmente al suelo, sus pies no hicieron ningún ruido al caer sobre la hierba que se extendía sobre el suelo. Kirtash retrocedió unos pasos.
-Las estúpidas hadas no parecen hablar de otra cosa- dijo con desdén- aunque no tengo ganas de participar en ella.
-Creo que eres la dama de blanco,Ankaa.
-Me da igual, no pienso participar en una de sus malditas profecías- dijo con tono enojado.
Ankaa desapareció entre las sombras de la noche, sin ni si quiera despedirse. Kirtash la observo alejarse entre los arboles, hasta que desapareció en la noche.

Por primera vez en varios días, sentía que sus sueños habían sido muy limpios desde la aparición de los dragones. Los brazos de Aiden les hacían sentir muy alrededor de su cuerpo, apoyo su cabeza en su pecho, el aun dormía profundamente. Su respiración le hacía sentir muy bien. Dormir con él, le hacía sentir completa. Un nuevo sentimiento había nacido en su pecho, algo que nunca le había ocurrido nunca desde que había nacido.
Aiden se removió en sueños, Eva lo contemplo mientras dormía, a la luz del amanecer, parecía aun más bello, su cara estaba muy relajada. La muchacha suspiro, ahora era solo suyo, no pudo resistirse y le acaricio la cara con las yemas de los dedos lentamente, su piel era muy suave, al leve tacto. El muchacho abrió los ojos lentamente, su mirada gris brillaba con más fuerza por la mañana.
Sus miradas se cruzaron, las palabras hubieran estropeado aquel momento. El muchacho le acaricio suavemente la cara, una descarga atravesó el cuerpo de Eva, bebió de aquella sensación lo máximo que pudo. Ninguno de los dos pudo resistirlo mucho tiempo más y se besaron con dulzura, lentamente. Aiden abrazo a Eva.
Tocaron a la puerta. Eva gruño mientras se levantaban para abrir. Erik llevaba la misma ropa que anoche, además de unas grandes ojeras.
-Hola -dijo el muchacho levemente- quería pedirte perdón por lo de anoche ¿Podemos hablar?
Erik hizo el intento por entrar a la habitación de su hermana, pero Eva lo detuvo con rapidez.
-Lo siento si tus hormonas de adolescente no te dejaban pensar con claridad, espero que tu y la idiota de tu novia habréis follado - dijo la muchacha sonriendo- por que me da igual lo que te pase si es eso lo único que te importa.
Cerró la puerta de un portazo, dándole en las narices a Erik, que se quedo muy sorprendido.
-¿Ocurre algo Eva?- le pregunto Aiden mientras se levantaba de la cama.
-No pasa nada- dijo mientras le sonreía con dulzura-¿Te acompaño a casa?

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